EL LINAJE DE MIO CID, DON RODRIGO DIAZ DE VIVAR.
Mio Cid |
Mi querido amigo, espero que hoy te encuentres con más ganas que nunca para seguir prestándome tu invaluable apoyo, comprension y amistad. Ponte cómodo, y si te encuentras en algún rincon del planeta donde el gélido invierno te obligue a observar el paisaje y el pasar de las horas a través de los cristales de alguna ventana, te pido que vayas a tu bodega personal y elijas una botella de buen vino tinto con gran cuerpo -no pienses mal- busques un cómodo y tibio sofá reclinable, te cubras con una delicada cobija y lo saborees lentamente. En caso contrario, si tu diario vivir se encuentra a orillas del mar en las blancas arenas del Caribe con tus ojos zigzageando entre las curvas de las olas -y tambien de las otras curvas- acompañado de algún refrescante Mojito, te pido querido amigo te armes de paciencia y me prestes tus oidos.
Decía el Coronel José Ma. Garate, Historiador Militar español, en su libro “Las huellas del Cid”(1972) que nunca nadie fué tan perjudicado por la leyenda como lo fué Mio Cid y que esta leyenda hizo que durante mas de 8 Siglos la biografía del Señor de Vivar fuera fantasía pura o simple negación, negacion, querido amigo, que hasta hoy miles de españoles y tambien gente de otras nacionalidades lo mantienen como única verdad. “Mio Cid nunca existió, es solamente una leyenda“, me decía convencido mi amigo Xose Antonio, natural de Orense, Galicia, cuando nos encontrabamos para disputar nuestro semanal partido de tenis en las pistas del Miramar Tennis Complex, aquí en Florida, USA. Y te digo que por más pruebas que le haya presentado a mi amigo sobre la existencia comprobada de Mio Cid, nunca las aceptó por reales y verdaderas.
En que cabeza entra -me decía otro amigo docto en Historia Medieval- que un infanzón de segunda tuviera la osadía de tomar juramento a un Rey -recordando la famosa Jura de Santa Gadea donde Mio Cid supuestamente había obligado al rey Alfonso VI a jurar que no tenía responsabilidad alguna en el asesinato de su hermano mayor el rey de Leon y Castilla Sancho "el fuerte" durante el Cerco de Zamora- o que un caballero castellano desterrado tuviera el poco honor de pedir dinero prestado ofreciendo como garantía cofres llenos de arena sin ningún valor economico, haciéndose eco de la novelesca picardía esgrimida por el autor del Cantar del Mio Cid cuando dibuja la salida de nuestro personaje sin dinero en la bolsa, camino al exilio ordenado por su rey Alfonso VI allá por el año 1081. No sería de ningun modo un caballero castellano quien osara semejante bandidaje, !eso jamás!..me repetía con pundonor y orgullo otro querido amigo de nombre Juan, oriundo de Barcelona, en cuyo departamento tuve el honor de ser recibido y alojado durante varios días en varias oportunidades en este mi largo peregrinar buscando las huellas del Cid. No concuerda con la imágen de honestidad del pueblo español, terminaban reconociendo ambos amigos.
Y te cuento esto porque dentro de mi relacion de amor y odio que mantengo con Mio Cid la primera piedra de tropiezo que encuentro todos los días de mi vida es su linaje. Es decir, su genealogía, sus ancestros, las mentiras que escribieron algunos historiadores de pacotilla para hacerlo descendiente de un personaje llamado Laín Calvo, a quien esos historiadores lo bautizaron con el pomposo título de primer Juez de Castilla, y entroncar a Mio Cid dentro de esa gran nobleza castellana. Y lo más simpatico y triste a la vez es que este Lain Calvo…nunca existió! Entonces, mis amigos y los que niegan de la existencia de Mio Cid, tienen razón. Si Laín Calvo, primer juez de Castilla, ancestro de Mio Cid no existió y es solo leyenda…Mio Cid tampoco existió y tambien es pura leyenda.
Imagínate, me aguijoneaban mis amigos, que para hacer más verosímil la historia de Mio Cid, hasta la iglesia catolica española fué comprometida por el Gran Cardenal Pedro González de Mendoza, -Canciller Mayor de Castilla y uno de los confesores de la Reina Isabel La Catolica- quien con criminal alevosía hizo confeccionar un árbol genealógico en donde la cabeza de dicho árbol era nada mas y nada menos que el legendario Primer Juez de Castilla Laín Calvo, y en consecuencia, Mio Cid formaba parte de su añeja nobleza nobiliaria. Y para asegurar que este Gran Cardenal tenía en sus venas parte de la sangre de Mio Cid, bautizó en el año 1462 a su hijo primogénito con el nombre de Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza quien por obra y gracia de estas mentiras se convirtió automáticamente en descendiente directo de Mio Cid con todas las prerogativas que tal nobleza le dispensara y recibiendo por tanto los títulos de Primer Conde del Cid y Primer Marqués de Cenete. A partir de allí, los hijos de esta mentira fueron y son actualmente descendientes de Mio Cid con las bendiciones nobiliarias que esta situacion fraudulenta los ha beneficiado con el correr del tiempo.
Estoy seguro, mi querido amigo, que a esta hora estarás a punto de buscar otra botella de vino con buen cuerpo -o quizá estés a punto de buscarte a la dueña de la botella, que seguro tiene buen cuerpo- o si te encuentras disfrutando en las calidas aguas caribeñas siguiendo con los ojos y el pensamiento los ritmicos y sensuales movimientos de las olas del mar que pasan delante de tus narices vestidas de forma tal que no dan lugar a la imaginación, y a punto de ordenar otra refrescante bebida para no perder el hilo de esta confesión casi religiosa, te pido que respires profundo y me sigas acompañando en mis siguientes disquisiciones relacionadas con Mio Cid, don Rodrigo Díaz de Vivar.
Y tú, que opinas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tus comentarios. Saludos.