Hola mi querido amigo, compañero de aventuras
imaginarias y fiel “oidor” de mis escritos cidianos. Parece, mi querido amigo,
que mis neuronas están bajas de energía y producto de esa falencia es que luego
de haberos prometido -a toda orquesta- que la segunda parte del proyecto de
creación del “Museo de Mio Cid” en la ciudad de Miami, USA, la tendrías en tus manos “en breve”...no fue
así y de eso han pasado ¡seis meses!. Lo que ocurrió, mi querido y respetado
amigo es que, a pesar de haber hecho todo lo posible para que la situación de
abandono y rechazo a mi proyecto de creación del Museo, por parte de las
personas de quienes yo estaba seguro me acompañarían es esta locura no pesaran
en mi ánimo, la pura verdad es que ese abandono me dejó totalmente devastado.
Tardé un tiempo precioso en salir de la obscuridad
y volver a la vida. Y apenas asomada la cabeza para disfrutar de los
maravillosos colores y sabores mundanos que me ayudaran a caminar de nuevo y a creer en la gente, una
noticia extraordinaria hizo que lanzara lejos de mí las muletas mentales que me
impedían caminar, y corriendo, como si quisiera superar al hombre mas veloz del
mundo llamado Usain Bolt, me sumergí de cabeza en la noticia que decía: “ESTÁ A
LA VENTA EL PALACIO DEL CID EN SOTOPALACIOS, BURGOS”.
Gracias Todopoderoso Creador del Universo,
agradecí en silencio. Ahora nadie se negaría a apoyar el emprendimiento. Ahora sí tendríamos un Museo-Biblioteca en
honor a Mio Cid en su tierra. Tendríamos un hermoso Hospedaje Medieval
aprovechando las comodidades que el Palacio ofrecía. Utilizaríamos el extenso
terreno que bordea la fortaleza para
recrear en el los Torneos y Justas Medievales propios de la época;
Utilizaríamos los jardines para realizar Conversatorios, Seminarios,
Exposiciones, Ferias de Libros y Pinturas y toda actividad relacionada con la
España Medieval. Los planetas se
estaban alineando. Las noticias contaban que el Palacio del Campeador se había
reconstruido en el mismo sitio donde años atrás se encontraba la casona
familiar de Don Diego Flaínez y Doña Teresa Rodríguez, padres de Rodrigo.
Desempolvé mi escritorio con la rapidez que este
nuevo proyecto ameritaba. Extendí sobre el mismo mapas, papeles, fotografías,
lápices y calculadora para dibujar este
nuevo sueño y ordenar los números necesarios para su funcionamiento. La cosa
estaba fácil. La unión hace la fuerza me repetía a cada momento. Sólo necesitaríamos
que cada Burgalés y mis seiscientos amigos, parientes y seguidores donáramos
Doscientos Euros y en menos de Una semana tendríamos el Palacio de Mio Cid en
nuestras manos y el Museo en funcionamiento. Hice la oferta públicamente y
promocioné la idea a todos aquellos que quisieran escucharla. Pedí me ayudaran
legalmente para crear una Organización que gerenciara el proyecto y cuidara los
intereses de sus benefactores. Y me preparé para recibir las miles de
solicitudes de informes que con toda seguridad recibiría de parte de los
interesados que pelearían entre sí para formar parte de esta privilegiada
organización. Podía ver al Rey Felipe –descendiente de Mio Cid- y a los Grandes
de España habilitando el Museo y
recorriendo sus instalaciones acompañados por los gritos de “Viva el Rey” y “Viva
España” de la multitud enfervorizada.
Y me senté a esperar.
Lastimosamente, el Proyecto de adquisición del
Palacio de Mio Cid para la creación dentro del mismo del Museo-Biblioteca en
honor al más grande héroe castellano sólo obtuvo el apoyo de menos de una
docena de interesados.
Fue decepcionante. Fue criminalmente decepcionante.
Y sabes qué fue lo más decepcionante? Que ninguna
de las organizaciones, asociaciones, colectivos, grupos -o como quieras llamarlo- que se llenan la
boca usando la figura de Mio Cid para sus fines particulares, ninguna de ellas
demostró el más mínimo interés en averiguar la realidad del Proyecto y su
viabilidad para llevarlo a cabo. Nadie preguntó. A nadie le importó. El tan
criticado espíritu hispano centrado en el egoísmo que impide el desarrollo de
nuevos emprendimientos que beneficien a sus habitantes mostró nuevamente en
esta ocasión su desagradable rostro. Exactamente como me ocurrió hace mas de
veinte años con una idea similar. Cambiaron los personajes de turno, pero no cambiaron su forma de actuar.
Y tú, qué opinas?
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