Nada perjudicó tanto a Mío Cid como su leyenda, esa leyenda que durante mas de Siete Siglos hizo de su biografía pura fantasía o simple negación. Aquí les cuento la verdadera historia de MIO CID, el de Vivar, guerrero invencible, Señor con mesnada propia y dueño de más de 50 Señoríos distribuidos a lo largo y ancho del Reino de Castilla, terror de moros y cristianos, Conquistador y Principe de Valencia.

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domingo, 14 de junio de 2015

LAS ESTATUAS DE MIO CID


                                                      LAS ESTATUAS DE MIO CID.

Hola mi querido amigo. Espero que estés bien y que todos tus deseos y expectativas de la vida se vayan cumpliendo. De a poco. Porque si recibes todas las bendiciones de un solo golpe el desequilibrio en tu vida podría ser muy grande. Y la caída, tambien.
Hoy quiero hablarte sobre las estatuas que para recordar a Mio Cid fueron erigidas en varios lugares de España y tambien en otros países. Como te imaginarás, en la ciudad de Burgos -cuna de nuestro héroe- existen unas cuantas, otra en la ciudad de Valencia, Principado de Mio Cid y cruzando el charco tambien tenemos estatuas en los Estados Unidos y en la República Argentina. Varias de ellas están talladas en piedra, otras en bronce y otra muy especial con varillas de hierro y mortero de cemento -o concreto-.Como quieras llamarlo.

La efigie más antigua data de 1553 y fué esculpida por el maestro Ochoa de Arteaga para ornamentar la puerta o Arco de Santa María. Esta puerta era una de las 11 entradas -otros investigadores cidianos dicen que Burgos tenía 12 entradas- que tenía en la antiguedad la ciudad de Burgos, y, de acuerdo al “Cantar de Mio Cid”, por ella pasaron nuestro héroe y su mesnada camino al destierro en el año 1081. En aquel tiempo la “puerta” era solo una larga cadena de hierro que atada a unos postes impedía que la gente entrara a la ciudad sin pagar el ”impuesto de paso” que la Corona cobraba a los habitantes de la zona siempre y cuando no tuvieses el título de “noble“, título y condicion que amparaba al poseedor y lo hacía intocable. Igual que hoy.
Hacia 1568 Fray Andres de Ascuriza, Abad del Monasterio de San Pedro de Cardeña, hizo colocar en la espadaña del cenobio una estatua de Mio Cid -de autor desconocido- en donde con un arte tosco y primitivo -de acuerdo a nuestra vision actual- nos presenta al heroe burgalés rigido, de largas piernas y cuerpo corto.
La otra estatua que encontramos tambien se encuentra en dicho monasterio. Es una estatua ecuestre ubicada sobre la puerta de entrada en donde se nos prsenta a Mio Cid peleando contra los moros y en su estandarte están grabadas la frase “Per me reges regnant” que en cristiano significan “por mí” o “gracias a mi, los reyes reinan“. El historiador Fray Berganza nos dice que esta obra fué mandada a construir en la fachada principal por el Abad del Monasterio Fray José del Hoyo allá por el año 1677 y ubicado en la portada en 1739.
Hacia 1735 se construyeron las famosas estatuas yacentes de Mio Cid y de doña Ximena que están hasta hoy en los sepulcros vacíos ubicados en el interior del monasterio. Como recordarás, mi querido amigo, estos sepulcros fueron saqueados y rapiñados por la soldadesca francesa de Napoleon en 1808 y los restos de Mio Cid y de Doña Ximena trasladados a otro lugar. En mi post anterior “Los 14 Entierros de Mio Cid” está detallado el camino recorrido hasta llegar a su actual ubicación en la Catedral de Burgos.
Tuvieron que pasar 194 años para que otra estatua de Mio Cid viera la luz. Y esta vez -cuando no- fué el pueblo estadounidense de la mano de la eximia escultora Ana Huntington (1876-1973) quienes regalaron a España una magnífica estatua hecha en bronce y presentada en la Exposición Mundial de Sevilla en el año 1929.
Y no quedó allí el amor de esta brillante escultora hacia Mio Cid: donó otras estatuas similares que se muestran orgullosas en Nueva York, San Francisco, San Diego y Brookgeen Garden en Carolina del Sur, en los Estados Unidos de América.
Y tambien, querido amigo, donó otra estatua igual a la Municipalidad de Buenos Aires cuyo gobierno lo inauguró el 13 de octubre de 1935. El monumento está ubicado en la intersección de las Avenidas San Martín, Angel Gallardo, Diaz Velez, Honorio Pueyrredón y Gaona, en las cercanías del centro Geográfico de la Ciudad. Hoy, un grupo de seguidores de Mio Cid reunidos en un colectivo llamado Cid Campeadorianos del Mundo hicieron cambios importantes en las luminarias e iniciaron obras en su entorno para dotarlo de una fuente de agua, y un pequeño jardín.
Y lo más curioso de todo este cuento es que desde la primavera del año 1094 -fecha que marca el nacimiento del Principado de Valencia por parte de Mio Cid- hasta 1962, esta ciudad no tenía una sola estatua que recordara al maximo héroe castellano y Principe de Valencia. Y te cuento, así, entre nosotros, que muchos de los valencianos tienen a Mio Cid entre ceja y ceja y lo tildan de judío asesino y déspota. Me lo han dicho en la cara y escupiendome a los pies, con rabia incontenida y creo que con ganas de propinarme unos cuantos golpes. Y eso de la agresiones por llevar el apellido del Señor de Vivar te lo contaré en otra ocasión. Me sucedió en la localidad de Quintanilla de Vivar. Fué muy interesante…y peligrosa.
Pero, volviendo a la historia, es justo y necesario recordar nuevamente a la escultora norteamericana Ana Huntington quien al comprobar que la ciudad de Valencia, que había pertenecido a Mio Cid, no tenía un solo recordatorio para con el, contrató al escultor español Juan de Avalos para que realizara otra réplica de una de sus estatuas, estatua que fué donada a la Ciudad de Valencia, Principado de Mio Cid, en 1962.
En 1943 la Junta del Milenario de Castilla tomó el toro por las astas e incluyó como trabajo principal y urgente la construcción de una estatua para honrar al maximo héroe castellano. Haciendo de tripas corazon encargaron al escultor granadino, el maestro Juan Cristóbal, que elaborara un proyecto sensacional para honrar la memoria de Mio Cid y para ello le hicieron entrega de un montón de viejos cañones de bronce -reservados desde 1904 para usarlos en una estatua- un par de palmadas en la espalda y se fueron a esperar el milagro, como lo habían hecho los diferentes gobernantes desde el año 1596, cuando el rey Felipe II autorizara la construcción de un monumento en honor al conquistador burgalés y que nunca fuera realizado.
Y aunque no lo creas, querido amigo, Juan Cristobal tomó las cosas en serio. Concibió una estatua colosal como colosal fué el personaje a ser homenajeado. Como modelo del caballo de Mio Cid escogió uno de los mejores pura sangre del Haras del Duque de Veragua y como Mio Cid utilizó la impresionante figura del ganadero de reses bravas don Antonio Pérez Tabernero. Luego, inició el armado del modelo en barro y luchó contra las adversidades que todo gran proyecto tiene: se le resquebrajaba el barro reseco, se le caía la cabeza del caballo y como broche de oro se rompió el brazo dos veces consecutivas al caerse del andamio donde trabajaba. No obstinate, al cabo de tres años de modelado el maestro Juan Cristobal hizo entrega oficial del modelo a la empresa Codina Hermanos para que iniciara la fundición en bronce de la estatua de Mio Cid con las siguientes medidas: siete metros de longitud por cinco metros de altura. Corría el año 1951.
El 3 de Noviembre de 1954 la monumental obra del maestro Juan Cristobal fué finalmente inaugurada en pleno corazón de Burgos. Hoy es una de las estatuas más conocidas en el mundo y su majestuosidad corta la respiración del que lo observa. Para llegar a ella debes pasar por el Puente de San Pablo, puente que a ambos lados del mismo, como una formación militar que te presenta armas dándote la bienvenida, tiene ubicados otras pequeñas estatuas -obras del escultor Joaquin Lucarini- de doña Ximena y su hijo Diego, San Sisebuto, Jeronimo de Perigord, Martin Antolinez, Alvar Fañez, Martin Munoz y el principe Ben Galbon, todos estos pertenecientes al primer anillo de Mio Cid en sus correrías de conquista para “ganarse el pan”.
Pero, querido amigo, faltaba aún la cereza sobre el pastel.
Aunque nos cueste creer a nosotros, los seguidores de la vida de Mio Cid, la aldea que lo vió nacer llamada Vivar del Cid, en Burgos -siempre de acuerdo a lo que nos cuenta “El Cantar de Mio Cid”- convertida hoy en un simpatico y acogedor pueblo, el mismo no contaba con ninguna estatua que lo recordara hasta el año 1963. Y yo creo, mi querido amigo que la película “El Cid”, película que nos presentó a un Mio Cid totalmente irreal donde se mezclaron épocas, personajes y acontecimientos desfasados en el tiempo, fué la “culpable” de que el mundo conociera su existencia, lo investigara bien a fondo y lo más importante para este cuento es que fué la culpable para que el pueblo de Vivar del Cid tuviera su propia estatua. Porque si fuese por los miembros del Consejo Municipal que pasaron por el mismo hasta 1963 estaríamos hoy esperando el milagro.
Y en 1963 ocurrió el esperado milagro. El 20 de Octubre de ese año, por obra y gracia del escultor levantino don Francisco Catalá Blañez, las autoridades del Consejo Municipal dieron a conocer a los pobladores una estatua de dos metros de altura, hecha en cemento armado y ubicados en un pedestal de granito de 1,50 metros de altura. Al acto de homenaje al héroe acudieron, entre otros, el maestro don Ramón Menéndez Pidal y el productor de la película “El Cid” Samuel Bronston. La estatua representa a un Mio Cid jóven, de pié, oteando el horizonte en forma desafiante, portando en la mano derecha su espada de Mudarra desenvainada.
Te cuento, amigo mío, que esta espada de mudarra hecha en cemento armado como toda la obra fué robada con parte de la mano que la sostenía. Una noche cualquiera, un grupo de mozalbetes que habían salido de juerga no tuvieron otra idea mejor que robarsela, y asi lo hicieron. Hoy, una réplica de esa estatua nos dá la bienvenida al entrar al pueblo y Mio Cid, con su postura desafiante lleva en la mano su espada, pero no la de Mudarra, la verdadera, sino la Tizona -esa que todos conocemos por la empuñadura que tiene-, una espada almoravide que los historiadores cuentan que Mio Cid la ganó al derrotar al rey Ibn Abú-Beker en la batalla de Cuarte(1094) o en la de Bairén (1096) pero que Mio Cid nunca la usó.
La última estatua que conozco está ubicada en el pueblo de Poyo del Cid, en  la comarca de Jiloca (Teruel) pero lastimosamente no tengo informaciones sobre la misma.
Apasionante, verdad?
Y tú, que opinas?

 
 
 
 
 
 
 
 

1 comentario:

  1. CID CAMPEADORIANOS DEL MUNDO, desde Buenos Aires, Argentina, agradece la mención de nuestra labor.

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