"En el nombre de la Santa e indivisible Trinidad, Padre, Hijo y Espiritu Santo, Criador de todas las cosas visibles, e invisibles, un solo Dios admirable, y Rey Eterno, como saben muchos, y pocos pueden declarar."
Así comienza, mi querido amigo, el documento matrimonial llamado CARTA DE ARRAS que allá por el año 1074, el 19 de Julio, firmaron Rodrigo y Ximena. En este manuscrito ambos esposos declaraban -como en un testamento actual- sus bienes muebles e inmuebles y establecían la forma de disponerlos. Copia de este documento, querido amigo, llegó a nuestras manos gracias a Juan Ruiz de Ulivarri quien lo encontró en el archivo de la Catedral de Burgos en 1596. Este personaje -Ulivarri- había sido contratado por el Lic. Gil Ramírez de Arellano, Procurador a Cortes por Burgos, para que copiara de los archivos de toda España los mas antiguos y singulares testimonios sobre la vida de Rodrigo Díaz, Señor de Vivar, de quien Ramírez de Arellano decía ser descendiente y quien necesitaba de estos documentos para probar ante las Cortes su rancia nobleza y gracias a ellos -a los documentos- formar parte del exclusivo "club" de los Grandes de España con las prerrogativas, garantías y bendiciones que ello significaba.